500 GiB
Los discos duros de un terabyte (1000 gigabytes) están aquí. Su mayor capacidad, mayor velocidad, y su relación precio/densidad de información hacen tentador el usarlos para resolver el perenne problema de falta de espacio en este universo digital cada vez más multimedios.
Pero... los discos duros son los componentes menos duraderos en un computador. El desgaste en sus partes mecánicas y la fatiga que la constante realineación magnética produce en sus sustratos metálicos hacen que, a diferencia de los componentes cien por ciento electrónicos, la vida de los discos duros esté contada en días o en número de lecturas y escrituras.
El riesgo de falla única al que nos exponemos con un disco duro es proporcional a la densidad de información que alberga, ya que a mayor densidad la pérdida de información ante una falla pequeña es potencialmente mayor.
Los discos duros de altísimas densidades son muy útiles en aplicaciones que requieren altos volúmenes de datos y que pueden asumir que los discos son descartables a corto plazo, como es el caso de las granjas de servidores requeridas para alojar servicios como YouTube.
Para un usuario convencional, es mejor resolver el problema de fatla de espacio con una estrategia más convencional: más discos duros. Cada disco duro que ponemos en uso aumenta la vida total de los demás discos al liberarlos de trabajo, y sirve de resguardo contra fallas si mantenemos copias de la misma información en más de un disco. Hoy en día es posible conseguir a muy buen precio discos internos y externos (para las laptos) de capacidades entre 320 y 500 GB.
¿Cuándo adquirir un nuevo disco duro?
Es hora de adquirir un nuevo disco duro cuando uno se encuentra moviendo carpetas entre discos lógicos (particiones) porque ninguno de ellos tiene suficiente espacio para lo que uno desea hacer en el momento. También es bueno comenzar a pensar en un nuevo disco si el actual está por cumplir los dos años de uso.
¿Cómo configurar el disco nuevo?
La estrategia que sugiero para incorporar un nuevo disco duro es una que ha funcionado muy bien por casi dos décadas. De partida se asume que el nuevo disco duro tiene mayor capacidad que el disco actual.
- Instalar el nuevo disco como disco principal y pasar el disco viejo a secundario. En el caso de laptops, usar un adaptador para conectar el disco viejo de forma externa.
- Instalar el sistema operativo preferido (Windows, Linux, OSX, etc.) en el nuevo disco permitiéndole al instalador decidir cómo particionarlo.
- Realizar la configuración inicial e instalar los programas y utilidades deseados. Con frecuencia encontramos en este momento que no tenemos todos los instaladores necesarios. Es el momento de corregir esa situación asumiéndola como limpieza general bianual.
- Copiar el contenido completo del disco viejo a una carpeta /Archivo en el disco nuevo. Es un respaldo total bastante rápido aunque no instantáneo.
- Mover archivos y carpetas seleccionados desde /Archivo al lugar deseado en el disco nuevo.
- Eliminar los ejecutables (sistema operativo y programas) de /Archivo.
Con esos pasos iniciales se debe sentir que se tiene una versión mejorada de la configuración que se tenía antes. Una vez que todo esté en su lugar y el disco nuevo haya tenido tiempo de demostrar su confiabilidad (no menos que unas cuantas semanas), se puede comenzar a optimizar la distribución de archivos en los discos.
- Borrar todo lo reemplazable de /Archivo. No se consideran reemplazables nada que sea irrepetible, como las fotografías, ni nada que haya tomado tiempo seleccionar u ordenar, como la selección de música.
- Eliminar rastros dejados por los programas como archivos de configuración, respaldos, y caches.
Eso debería dejar más que suficiente espacio de trabajo en el nuevo disco duro.
En adelante
A partir de este momento, a manera de hábito compulsivo, deben copiarse los nuevos proyectos de trabajo y personales desde el disco nuevo a un lugar razonable en el disco viejo (un buen momento para hacerlo es cada vez que se termina una sesión ante el computador).
Hay que siempre usar el disco nuevo como espacio de trabajo, experimentación, y juego. Si comienza a necesitarse más espacio en el disco nuevo, pueden borrarse algunas cosas de /Archivo, pero si eso se comienza a hacer recurrente lo mejor es comenzar a pensar en adquirir todavía otro disco duro (posiblemente pasando el disco más viejo de todos a otro uso no-crítico, como experimentación).
Estos pasos permiten obtener espacio de trabajo y conveniencia, y reducen la probabilidad de perder información o tiempo valioso escarbando en los respaldos, pero son sólo una parte de lo que se requiere en una estrategia de contingencia basada en mitigación de riesgos. En otra oportunidad escribiré sobre qué es exactamente un buen sistema de respaldos.